Columna publicada en Mercurio de Antofagasta, d Felipe Aguilera, director del Instituto Milenio de investigación en Riesgo Volcánico – Ckelar Volcanes y académico de Geología UCN.
Desde el ámbito geológico se puede estudiar los volcanes desde dos puntos de vista: investigando in situ los macizos sus erupciones, los procesos, sus impactos y estructura y, por el otro lado, “retrocediendo en el pasado de un volcán”, considerando que no tenemos erupciones tan frecuentes. Existe una suerte de “principio” en la geología que nos indica que todo evento que ocurrió en el pasado lo puedes “ver” y entender ahora.
Para entender los volcanes, por lo tanto, estudiamos los “depósitos” que son las rocas y la investigación se basa justamente en interpretarlos y saber por qué se formaron así, claro que en la volcanología también escudriñamos en los fluidos que emanan de un volcán, la composición química, los sismos, y otras manifestaciones que nos puedan estar indicando que un macizo tiene actividad e incluso que está en proceso eruptivo.
El norte de nuestro país tiene testigos volcánicos milenarios y con una extraordinaria preservación, al no estar afectado por lluvias frecuentes y humedad que afecta los registros geológicos, como es el caso de los volcanes del sur. Esa característica lo comparte con volcanes del norte de Argentina, Bolivia y Perú. Aquí en el norte de Chile el clima es muy árido, el cual existe hace varios millones de años y, por lo tanto, tenemos el registro de actividad volcánica muy antiguo y uno de mejores preservados del mundo.
En consecuencia, tenemos un verdadero un geolaboratorio a nuestra disposición para la investigación volcánica del pasado y el presente. Los volcanes del norte de Chile, además, se encuentran ubicados en una zona tectónicamente muy activa, sumando nuevas preguntas de estudio asociadas a la relación que existe entre la actividad sísmica mayor y las erupciones volcánicas del tipo ¿qué clase de terremotos activa un volcán y cuáles no? o ¿de qué depende esa relación?.
Dentro del estudio del volcanismo investigamos los efectos de las erupciones en la sociedad, el medio ambiente a corto y largo plazo, en el desierto existe poca población, y localidades muy acotadas viviendo en las cercanías de un volcán, que hace que nuestros casos de estudio puedan ser abordados de forma más profunda, logrando una conexión científica con las comunidades mucho más cercana. Hemos logrado conocer formas de vida y relación con los volcanes, que han nutrido nuestra investigación volcánica con valioso conocimiento local y ancestral.
Finalmente estudiamos los volcanes del norte, porque existen erupciones ocurridas de gran magnitud y volcanes con tremendas estructuras, que nos permiten investigar episodios volcánicos extremos, cuyo registro geológico se preserva como una ventana científica al pasado volcánico de Chile.
Columna de opinión publicada el sábado 10 de diciembre en el Mercurio de Antofagasta, ver aquí.