El volcanólogo e investigador de Ckelar Volcanes, Mauricio Aguilera, inició una investigación doctorante en esos cuerpos de agua de volcanes ubicados en Chile y en El Salvador.

“El monitoreo de lagos volcánicos puede resultar como una herramienta clave para entender qué pasa dentro de un volcán activo”, asegura el volcanólogo e investigador doctorante de Ckelar Volcanes – UCN, al consultarle por qué estudiar estos aún desconocidos cuerpos de agua. El científico centrará su investigación doctoral en los lagos volcánicos que como su nombre lo sugiere, tienen una componente asociada a los volcanes.

Específicamente, agrega el científico, los lagos cratéricos son aquellos lagos que se alojan dentro de cráteres volcánicos. Es decir, posterior a algún evento volcánico que genere un cráter que puede rellenarse por lluvias o deshielo, presentando o no una interacción con el sistema magmático del volcán. “Nos interesa saber cómo la actividad volcánica o el clima controlan la dinámica o el comportamiento de los lagos cratéricos a través de imágenes satelitales y estudio de la química de las aguas”, explica.

A diferencia de los lagos comunes, estos lagos cratéricos están influenciados por un sistema volcánico, por lo tanto, sus características pueden variar a través del tiempo según el estado del sistema volcánico que los aloje, incluso, asegura Mauricio Aguilera, pueden tener colores llamativos, verdes o celestes, debido a la presencia de azufre. “Su agua, además, puede ser muy ácida, muy caliente o cambiar rápidamente con el clima o la actividad del volcán, generando entonces cambios en la química del agua”.

Volcanes potencialmente activos

La investigación doctoral de Mauricio Aguilera –que cuenta con financiamiento ANID– busca entender cómo cambian y se comportan los lagos cratéricos alojados en volcanes activos y potencialmente activos de Chile. El estudio incluye también lagos volcánicos asociados a Centroamérica, específicamente en El Salvador.

De acuerdo al volcanólogo Ckelar, el monitoreo de lagos volcánicos puede resultar una herramienta clave para entender qué pasa dentro de un volcán activo. Estos lagos son el reflejo de una serie de factores, por ejemplo, la interacción en profundidad por un cambio de actividad volcánica sumado a cambios climáticos. Esto puede generar cambios en temperatura, color o química inclusive en el volumen de agua. Estudiarlos ayuda a identificar riesgos, y conocer mejor cómo interactúan el agua, el calor y los gases dentro de un sistema volcánico.

“A través del análisis de la composición química del agua a diferentes profundidades se puede obtener mucha información sobre el aporte de azufre”, indica Aguilera. Adicionalmente, se pueden ver características visuales, por ejemplo, si el lago se calienta repentinamente, si cambia de color, si baja su nivel de agua, o si aparecen burbujas. Todo eso pueden ser indicadores de que hay una mayor entrada de calor o gases desde el interior del volcán.

Imágenes satelitales

Según el científico, en el estudio de lagos cratéricos podemos identificar anomalías térmicas a través de imágenes satelitales los que indican un cambio en el comportamiento del volcán. “En resumen, el lago actúa como un espejo del sistema volcánico, por lo tanto, esta investigación contribuiría no solo al conocimiento sobre la dinámica de estos cuerpos de agua, además, tendría aplicaciones prácticas para el monitoreo de actividad volcánica y la gestión de riesgos en regiones volcánicas activas”, explica Mauricio Aguilera.

Esto resulta prioritario ya que en algunos casos muy específicos a nivel mundial, cuando los volcanes entran en erupción, estos lagos cratéricos podrían evaporarse completamente por el calor extremo, o el agua puede mezclarse con cenizas y lodo, generando flujos peligrosos llamados lahares.

«Puede haber también explosiones muy violentas si el magma entra en contacto con el agua llamadas freatomagmáticas. Y en casos más raros, si el lago acumula gases disueltos, estos gases pueden liberarse de golpe, causando fenómenos peligrosos llamados ‘erupciones límnicas’ que es un caso muy específico a nivel mundial dentro de los peligros asociados a este tipo de estructuras volcánicas», concluye el experto.

Escrita por Débora Gutiérrez.