De acuerdo al volcanólogo y director del Instituto Milenio Ckelar Volcanes, Felipe Aguilera, la deformación que muestra la zona donde se ubica la localidad pesquera de Grindavik, evidencia que continuará emergiendo magma en otros puntos de la isla.
Los volcanes de la Península de Reykjanes, al suroeste de Islandia, estuvieron dormidos durante casi 800 años, pero en 2021 los gigantes geológicos despertaron, lanzando lava a la superficie durante meses. El 18 de diciembre de 2023 nuevamente entró en actividad, la cuarta erupción en menos de 3 años, que los volcanólogos llaman de tipo fisural, es decir, cuando la lava se abre paso hacia la superficie a través de una delgada grieta recién formada.
Este domingo, las últimas dos fisuras aparecieron cercanas al pueblo, de donde emergieron flujos de lava, alcanzando casas y construcciones del poblado, comenzando la quinta erupción volcánica en la península. La intensa actividad sísmica, sin embargo, permitió la evacuación oportuna de los residentes de la localidad pesquera de Grindavik, ubicada a 40 kilómetros de la capital de Islandia.
Recarga de magma
Los servicios de Protección Civil advirtieron ya en sus redes sociales pocas horas antes que, según la Oficina Meteorológica de Islandia, se habían producido hasta 200 terremotos en la zona durante la noche y la erupción volcánica era “inminente” y la eyección de lava era “el escenario más probable”.
De acuerdo al volcanólogo, director del Instituto Milenio Ckelar Volcanes, y académico de la Universidad Católica del Norte, Felipe Aguilera, al inicio del proceso eruptivo de 2023, la actividad del volcán comenzó con una erupción grande, pero ahora han sucedido episodios cortos, de un par de días, con expulsión de lava periódica. “Lo que sucede volcanológicamente en esta isla, es que hay una recarga de magma permanente que cuando asciende, aprovecha las fisuras para emerger al exterior”, explica el experto.
En efecto, la nueva erupción de este domingo fue más pequeña que la de diciembre, ya que la grieta por la que fue expulsada la lava fue de casi un kilómetro de longitud y la anterior superó los 3,5 kilómetros. Felipe Aguilera, explica que desde el primer punto que comenzó a emerger el magma, este proceso ha ido migrando hacia el sur hasta que alcanzó la ciudad. Lo que corresponde a una continuidad del proceso pero en episodios más breves, donde sigue saliendo magma por las fracturas.
“El proceso eruptivo intenso en Islandia continuará, ya que la deformación que muestra la zona, evidencia que continuará emergiendo magma en otros puntos”, advierte el experto del Instituto Milenio Ckelar Volcanes”.